Dicen que uno no puede separar el arte del artista, o quizás en este caso, al artista del arquitecto. Posiblemente uno de los arquitectos más criticados del mundo, Le Corbusier suele ser descrito como un tipo frío y controlador. Representando su naturaleza más soñadora y humorística, la actual exhibición del Nasjonalmuseet titulada Le Corbusier by the Sea (Le Corbusier en el mar), ahonda en sus recuerdos de sus viajes veraniegos a lo largo de la costa suroeste francesa.
Montada en la Villa Stenersen, una de las sedes del Nasjonalmuseet, la exhibición muestra el trabajo de Le Corbusier como artista entre 1926 y 1936. La muestra no solo incluye 15 de sus pinturas reproducidas junto a una colección de dibujos y dos películas del registro personal de Le Corbusier.
Como otras mentes creativas, Le Corbusier tuvo un lugar especial para encontrar la inspiración: Le Piquey, un lugar donde el arquitecto volvía a ser simplemente Charles-Édouard Jeanneret, dibujando incesante y libremente. Una vez que volvía a su taller parisino, Le Corbusier convertía sus dibujos en pinturas, materializando sus pensamientos en el lienzo.
Las pinturas de Le Corbusier retratan su fascinación con las geometrías de objetos mundanos para enfatizar o deconstruir formas tipológicas, como herramienta de formación en sus primeros años de aprendizaje. La curatoría de las obras en sus años en Le Piquey buscan destacar cómo a menudo el arquitecto franco-suizo se inspiró en la naturaleza y su entorno. Menos conocida es la medida en que estas influencias impactaron su estilo arquitectónico e incluso la elección de materiales.
En una cart escrita a su madre en 1932, Le Corbusier reflexiona:
Me atraen los lugares donde la gente vive naturalmente. Le Piquey está lleno de vida sana, tranquila y a escala: a escala humana ... Esto es lo que destruyen las civilizaciones, sumiendo a las personas en el artificio y la desgracia
Guste o no, Le Corbusier tal vez solo quería una vida sencilla junto al mar, o tal vez los escapes relámpago a Le Piquey fueran suficientes, pero en cualquier caso, Le Piquey fue parte integral en la formulación de sus ideologías arquitectónicas.
La curatoría de la exhibición estuvo a cargo de Bruno Hubert, Tim Benton y Talette Simonsen y permanecerá abierta a todo público hasta el 16 de diciembre.
Vía Nasjonalmuseet